Una de las partes más lindas de la maternidad es poder a volver a jugar
como niños con la excusa de jugar con nuestros hijos.
Tanto a mí como al padre
de Santi nos gusta diseñar y armar cosas, así que una tarde de mucha lluvia con
unas cajas grandes de cartón que teníamos, decidimos construirle un avión a
Santi.
Empezamos por buscar en internet modelos para inspirarnos un poco. ¡Hay
muchas ideas para hacer con cartón! Encontramos un diseño que nos convenció
porque permitía que los chicos jueguen adentro.
Después nos ocupamos de reunir los elementos necesarios para convertirlo en
realidad. Una caja grande de cartón, de 0.5 de alto por 1.40 metros
aproximadamente, que pueda quedar como un rectángulo cuando se cierra. Además
es necesaria bastante cinta adhesiva, un cúter, un lápiz, una regla, dos
tornillos grandes con tuerca y algo para pintar, en nuestro caso marcador
indeleble con la punta bien gruesa.
El largo de la caja alcanzaba justo para hacer todo el fuselaje, solo
tuvimos que cortar el alto. Le dejamos una puerta para que pudiera entrar y
salir libremente. Luego, hicimos las alas, las dibujamos en el cartón, las
cortamos, las pinte con las letras LV (que es la matrícula para los aviones
argentinos) y luego las tres letras que identifican al avión SVS que son las
iniciales de Santi.
La cola son dos pedazos, uno que va pegado al avión y otro que se inserta
en una ranura que hay que realizar en la primera parte. Lo más complejo fue la
hélice, la cual fue idea de mi marido. Queríamos que se pudiera girar porque lo
que más le gusta a Santi es hacer girar todo y no encontrábamos ningún modelo
así. Requirió un extra de creatividad!! Recortamos dos hélices iguales y dos
círculos que midieran lo mismo que el círculo en el centro de las hélices (usamos
para medir una tapa de un pote grande de helado). Después pusimos en un
tornillo, contando desde la cabeza, una hélice, un círculo, una hélice, un
círculo, lo atornillamos a una altura que le permitiera dar vueltas y pegamos
las puntas con cinta.
Adentro del avión se nos ocurrió poner papel holográfico de diferentes
colores (para que pudiera llamarle más la atención) y con la tapa del pote de
helado forrada con ese mismo papel atornillamos el volante para que tuviera
algo más para girar.
El último detalle fue una ventana que quedo hecha con los dos círculos que
habíamos recortado para hacer las hélices.
Disfrutamos mucho haciéndolo y Santi también se entretiene jugando con su
avión. Cuando no está jugando nos sirve para guardar sus juguetes y así en poco
tiempo queda todo bastante ordenado.
¡Vale la pena intentarlo!